sábado, 13 de abril de 2024

Espectáculo para críos

 


Fran y Juan Gordal iban por la calle comentando por enésima vez lo gordos que se habían puesto.
Algo especialmente deprimente si tenemos en cuenta que en su día los hermanos ya habían logrado
bajar peso hasta unos extremos realmente llamativos. Y además contaban los esfuerzos que habían
hecho por evitarlo:

Desengáñate, Fran: sin pasar hambre no hay 
manera ―dijo Juan.Ya, lo tengo asumido. Pero es que no me aguanto.Pues habrá que hacerlo. Mira el tripón que tengo
 yo. Yo nunca había estado así.Ojalá yo estuviera como tú. Yo estoy que pueden
 abrazarme entre cuatro.Mira, Fran ―dijo Juan mientras señalaba un espejo en la calle―. Vengo de perfil y lo primero mío
 que aparece en el espejo es mi tripa, no mi nariz.

Nuestro personaje se paró enfrente de su hermano, sintiéndose desafiado. Era absurdo que nadie
se lamentara por eso cuando él podía hacer algo mucho más terrible. Con una mano se agarró un
pectoral desde abajo y le dijo:

Cuando siendo tío puedas agarrarte así una teta te lamentas. Hasta entonces es absurdo,Ya puedo ―dijo Juan― y mucho más. Mira lo que hago.

 Y el mayor de los hermanos se dio una palmada en la tripa a ver cuanto tiempo vibraban sus grasas.
Fran no podía ser menos y dijo;Pues pasemos a la prueba de fuego, verse la polla.

Fran llegó a hacer un gesto de desabrocharse el cinturón cuando recordó que estaba en plena calle.
Juan además le hizo notar que un coro de niños los estaban mirando absortos. Ambos hermanos
pararon y continuaron su camino rojos como tomates de vergüenza.

Bueno. Convenimos en que hay que adelgazar ¿no? ―sentenció Juan.Sí, que nos estamos volviendo espectáculo para críos ―concedió Fran. 


Un extraño don cinematográfico

 

 

Nuestro protagonista se
despertó. No sabía por
 qué lo primero que le 
vino a la cabeza
 fue una gracia de
 Cantinflas en la 
película El Padrecito,
 una comedia muy simple 
que tampoco le había
 gustado especialmente, 
en concreto cuando Mario 
Moreno confunde el 
nombre del pueblo y 
lo llama San Gerónimo el bajo, y al responderle que es San Gerónimo 
el alto sentencia: “Ah, ya creció”. El caso es que aquel día no podía quitarse esa 
película de la cabeza, y cuando Doña Marta Palacios comentó que había pedido en sus
 oraciones en la iglesia una ayuda divina para que se arreglara rápido un problema con 
las cañerías de la casa nuestro protagonista respondió:Un soplidote¿Quéhasdichohijo?Noconozcoesapalabrayosoloquieroquenosarreglenelgrifoestequegoteayyano
séaquiénpedirayudaporquenovieneelfontaneroasíquerecurroalasfurzassuperioresporquenopuedo
esperarmás...Nada, mamá, que en El Padrecito para ganar a los dados iba el cura Cantinflas y pedía a varios
 del pueblo que dieran a los dados “un soplidito” según él para la suerte, y luego reza y a Dios le pide
 “un soplidote”.BuenohijosoncosasdeCantinflasquenovienenalcasoperosíaversielseñornosechaunamanoporque
hoyesosemeestáhaciendounmuroinfranqueableyaversinosayudanqueyoyanoséquévaapasarconel
grifoese...Sí, mamá, perdona, pero es que no se me va hoy de la cabeza esa película.

Siguió con sus tareas nuestro personaje y en un momento dado vio a Carolina limpiar la casa, que
le recordó a la criada de aquella película, a Juan que llevaba caídos los pantalones y le dijo que
parecía al cómico mexicano y seguía preguntándose por qué aquella película le venía continuamente
a la cabeza.

Si me dijiste que ni te gustaba ―le habló Carolina.Ya pero me viene a la cabeza. En fin, voy a poner el reportaje de la a ver si hay algo de animalitos.

Y al sintonizar esa cadena lo primero que apareció era un anuncio del programa de cine clásico
del canal donde se iba a emitir... ¡El Padrecito! Increíble , pero cierto.

Joder, lo has convocado.Ahora que lo recuerdo, alguna otra vez me ha pasado: días en que me dio por pensar en Pulp
 Fiction, Rocky...Es un don, Fran. Parece que presientas la programación.No creo en esas cosas. 

 Sin embargo dos días más tarde, viendo una jugada de un partido del Atleti alguien comentó que 
un jugador había dado una patada a lo Van Damme. Y Fran empezó a recordar Kickboxer, la película 
que tanto le gustaba de crío. Y la Tailandia brutal que aparecía, y aquel maestro heredero en cierto 
modo del Miyagi de Karate Kid... Hasta que vio en el periódico que aquella noche se iba a emitir. 
Esta vez fue  Juan le insistió en su don:¿No podría venirte a la cabeza que nos toca la lotería?No lo hago aposta, Juan. ¿Habré visto tanto cine que he llegado a tener telepatía con él?Bueno, si se te ocurre como encontrar dinero y fama, avísame.No, ese secreto me lo guardaría para mí. 


miércoles, 3 de abril de 2024

Domar una olla

 

 

Avervoya
leermelas
instrucciones
porqueyocreo
quelaúltima
ollaapresión
nosduró
muchomenosde
loquedebía
durarnosyyono
meatrevoaponer
lanuevasinleer
estelibritoporquenuncasesabeloquepuedepasaryhayquecuidarlascosas... —peroraba Doña Marta 
Palacios.Bueno, mamá, hemos tenido miles de ollas como esta, no creo que pase nada malo —afirmó 
nuestro protagonista,.

Aquellas dos semanas en que a la vieja olla a presión se lesaltó la válvula y los Gordal Palacios
la dieron por definitivamente irrecuperable les había enseñado lo importante que era dicho
utensilio de cocina. En aquellas dos semanas habían pensado muchas veces en reponerla cada vez
que habñian querido preparar legumbres o ciertas carnes, pero los quehaceres de unos y otros lo
habían impedido. Por fin aquella olla nueva les iba a permitir reanudar su actividad normal en
la cocina. Juan quiso estrenarla con un estofado para el cuál había traído los ingredientes la noche
anterior.

Piensaqueestodicequenopuedeponerseconmenosdeunatercerapartedelíquidoquelalleneporquesino
nosehacenbienlascosastendrásquetenercuidadodecocerbienyaversiaprendesparahacermeuncocidoque
llevomuchotiempoconganas... —Hablaba la matriarca de los Gordal PalaciosTú déjalo en mis manos, mamá —respondió Juan

Cuando los Gordal Palacios sirvieron a la mesa el estofado la familia observó que aunque era la
misma preparación de siempre cada uno le encontraba un defecto:

Igualtendríasquehaberteleídoantesellibritoqueyotelodejéencimadelavitronosésihashechotodolo
queallídecíaparautilizarlabienperotieneunsaborextrañoquenoterminadegustarmeyelcasoesquepegada
noestá...—afirmó Doña Marta Palacios.Que va —respondió Juan—. Lo que pasa es que no le he pillado el punto y ha salido muy caldoso.
 Y con poco sabor concentrado. La próxima vez lo haré mejor.Pues no tires el caldo que yo lo quiero —intervino Carolina—. Que siempre lo tiráis y tiene mucha
 sustancia. Está claro que tenemos que cogerle el punto —sentenció nuestro protagonista, sorprendido de que
 aquel instrumento también necesitara rodaje. 


El cordón

 


No sabía nuestro protagonista qué hora de la noche sería cuando empezó a notar esa
molestia en la cadera. Por sus simples reflejos de búsqueda de comodidad apartó esa
zona de su cuerpo un milímetro,no más de donde estaba y se calmó. Casi al instante
pareció adormecerse, pero en cuanto se descuidó aquella sensación de pinchazos
volvió. En su duermevela pasó un tiempo largo de comodidad y de sosiego que en
realidad no debíeron duran más que unos pocos segundos cada segmento, pero le
parecieron en su duermevela ser mucho más largos, hasta que al fin despertó y vio
lo que ocurría. No había ninguna fuerza sobrenatural. Simplemente era el cordón de
su pijama, que cuando se colocaba de una determinada manera se le clavaba en las
carnes. Por fin se despertó del todo y se colocó el pantalón con calma. Miró
instintivamente su reloj y vio que aún le quedaban unas cuantas horas de sueño. Volvió
a echarse y poco después el despertador le advertía que debía ponerse en marcha para
solucionar los asuntos personales que tenía que abordar aquel día. En realidad no era
«poco después», había dormido durante varias horas, pero en ese estado de duerme vela
la noción del tiempo se perdía un poco.

¿Has dormido bien? Mira que de esa documentación depende lo que puedas cobrar este 
mes —le dijo Carolina Gordal.Bueno, he dormido que no es poco.Yolehehoídoqueensucamasemovíaunpocoperoluegosehaquedadoasícomoseduermeelniñoqueda
tranquilidadvercómorespirayseguroquelovaahacermuybienporqueduermecomounángelyseguroque
puedecontodo...—comenzó a decir Doña Marta Palacios.Si me visto bien supongo que sí, mamá —le contestó nuestro protagonista.Ayhijosisiemprevaspreciosoyocreoquetúnopuedesvestirtemalaunquequierasporqueteveosiempre
quedanganasdedarteunabrazoaversilaschicassedancuentadeunavezdeloquevalemihijoqueahoraya
inclusovaacobrar...Bueno, pero cuidaré de colocarme bien los calzones y los pantalones, que siempre te pueden 
sabotear.Ayhijoquécosastienesencuantotedigoalgoyaestáspensandoengroseríasaversivoyatenerquevolver
apegartecomocuandoerasniñonoseytepuededecirnadabuenoconeducaciónporquemeteslatontada
nohayquienhablecontigo...Leugo te lo explico mamá —sentenciñon nuestro protagonista mientras se cercioraba de que 
la experiencia de la noche no le hubiera dejado una marca, y mientras se colocaba con sumo 
cuidado el cinturón de la calle. 


Karate Kid, el mito fundacional

 

 

Joder, parece mentira.
De aquí parte casi todo
 lo que después hemos
visto sobre artes marciales:
 el chico que aprende, 
los entrenamientos duros
 e incomprensibles, el viejo
 maestro excéntrico...
—comentaba nuestro 
protagonista con aquella
 emisión en la televisión de Karate Kid.Fue un bombazo. Además diciendo a todos los chavales que si se esfuerzan pueden lograr cosas 
de una manera muy divertida.Y eso que a mí los personajes no me parecen especialmente carismáticos.

Los dos hermanos comentaron uno de los máximos exponentes del boom de las artes marciales
orientales en el entretenimiento de los años 70 y 80. La historia de un adolescente tímido y
blandengue que conoce a un viejo maestro de Karate y de su mano se convierte en un luchador
invencible está muy trillada en el cine de acción, pero puede que Karate Kid sea la que consolidara
todos los mitos de esa pelea.

El rollito ese pacifista que parece que tiene que envolver todo lo relativo a los deportes de
 contacto sí que me chirría un poco —dijo Fran—. Pero ver el proceso de aprendizaje es muy 
agradable y muy entretenido.Lo curioso es que, en mi opinión, al ocurrir todo en el mismo pueblo y en escenarios familiares 
es como mucho más cercana que otras películas sobre superluchadores —comentó Juan.Sí, no es una superpelea por la supervivencia, es un torneíllo de pueblo donde se desarrolla la 
gran confrontación.Y lo de “dar cera, pulir cera” a mí me pasó un poco parecido en el gimnasio cuando me pusieron
 a saltar a la comba, que no entendía por qué era.Sí, pero es normal exagerar todo en las películas.Bueno, por algo marcó a muchos y por algo han intentado hace poco sacarle secuelas, remakes...El primo Mario sé que es fan. Le preguntaré lo que piensa al respecto. Sí, pero concluimos que aunque sea por ser la película fundacional de este cine, hay que verla. Desde luego.

Ficha de la película, aquí.

viernes, 22 de marzo de 2024

Restos de una época

 

 

Pues todavía
quedan torrijas 
y para desayunar
 me he tomado
 una bien a gusto 
—comentó nuestro
 protagonista el lunes de pascua.¡No, hombre!Hoy lo que tocan son los huevos de pascua —le respondió Juan Gordal.

Lo cierto es que de lo mejor de esta época del año eran los dulces con los que tradicionalmente
se rompía el ayuno de la cuaresma, y nuestro protagonista no desaprovechaba la ocasión. Sin
embargo se acumulaban restos en la nevera de uno y otro.

No sufras por eso, que creo que nos los vamos a acabar bastante rápido —aventuró Juan.Os pusisteis todos a hacer torrijas, mamá y tú, y encima Ludo nos trajo más y ahora os ponéis
 todos a traer huevos Kinder gigantes. Vamos a acabar ganando lo que se pierde en ocho cuaresmas
—respondió Fran, aunque no dejó de comer el trozo de huevo de pascua que le traía Juan.Si estamos a régimen, Fran. Para nosotros siempre es cuaresma.
 

La discusión de los hermanos llamó la atención de los miembros femeninos de la familia Gordal
Palacios y Doña Marta intervino:

Puesyomehetomadounatorrijaeneldesayunoymepiensotomarotraahoraporquesinoparaquéestány
estánbuenísimasyonovoyadejarniunayvosotrosnodeberíaisavergonzarosdetomarlasporqueeslaépoca
ysonmuybuenas...A mí hoy me van a traer otro huevo de pascua —añadió Carolina¡Joder con el bebelejías ese y sus regalos! ¡Nos van a salir sulces y regalos por las orejas! 
—exclamó nuestro protagonista.Pues suelta ese chocolate y esa torrija —le repitió Juan.¡En absoluto!


Semana santa 2024

 

 

Yestamosotra
vezyhayoficios
parecementira
elbienquehace
estodespués
delgripazo
quehepasadome
notomejorquenuncayquieroestaryaversimeacompañáisporqueyodelasemanasantanomeprivoestoy
deseandoir...—comenzó a perorar Doña Marta Palacios.Hay que ver y mira que tuvo hasta hace poco problemas con la gripe y tal —comentó nuestro 
protagonista.Para ella esto es como para ti la final de la Champions del Atleti, Fran —dijo Carolina Gordal.Bueno, si le da fuerzas para eso sirve la religión, si es que sirve para algo.

La familia Gordal Palacios llegaba un año más a las fiestas cruciales de la cultura cristiana y Doña
Marta Palacios las esperaba con el mismo fervor e ilusión que siempre. Quizás más aún aquel año
que sólo unas semanas antes le había tenido en una cama muy disminuida de facultades.

Bueno, vete a los oficios, pero si te sientes mal vuelve, ¿eh? —indicó Juan a la matriarca de los
 Gordal Palacios.Perocómomevoyasentirmalsimedavidamepondríamalasinofueraayhijosentirlagraciadelseñor
sobreunoesalgoinigualableyeldíadelaresurrecciónesalgoquehayqueexperimentarlonosécómonovenís
conelbienquehace...A mí me gusta más las películas religiosas y de romanos que suelen poner, mamá.Yo me quedo con el tiempo libre y me recluyo en mi cuarto para leer. Avisadme si hacéis torrijas
 o algo parecido —dijo Juan.La verdad es que no salimos pero todos celebramos la Semana Santa de algún modo.Será verdad que nos la da un ser superior para reponernos de todo.Y funciona, ya ves a mamá. Si tuviéramos en Madrid pasos como los de Salzillo ya sería la leche.